El CI proporciona pocos datos que expliquen los diferentes destinos de personas con aproximadamente las mismas posibilidades, estudios y oportunidades.
En un estudio se demostró que el CI tenía poca relación con la forma en que se habían desempeñado en los demás aspectos de su vida. Había un nexo general entre el CI y el nivel socioeconómico pero las habilidades de controlar las emociones y llevarse bien con otras personas, eran las que marcaban la mayor diferencia.
Karen Arnold, una investigadora señala, “saber que una persona ha alcanzado grandes logros en lo que se refiere a sus notas, o indica nada acerca de la forma en que reacciona ante las vicisitudes de la vida”.
La inteligencia académica no ofrece prácticamente ninguna preparación para los trastornos que acarrea la vida. Sin embargo nuestra cultura se concentra en las habilidades académicas e ignoran la inteligencia emocional, un conjunto de rasgos que tiene una enorme importancia para nuestro destino personal.
La vida emocional es un ámbito que puede manejarse con mayor o menor destreza y requiere un singular conjunto de habilidades. La aptitud emocional es una meta-habilidad y determina lo bien que podemos utilizar cualquier otro talento, incluido el intelecto puro. Las personas que no pueden poner cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad de concentrarse en el trabajo y pensar con claridad.
Thorndike, planteo que la inteligencia social es la capacidad para comprender a los demás y actuar prudentemente en las relaciones humanas. Pero alrededor de 1960 se declaro que la inteligencia social es distinta de las capacidades académicas y, al mismo tiempo, es parte clave de lo que hace que a la gente le vaya bien en el aspecto practico de la vida.
Sternberg y Salovey han adoptado una visión mas amplia de la inteligencia, esa línea de investigación nos lleva otra vez a la evaluación de lo importante que es la inteligencia emocional. Salovey amplia estas capacidades a cinco esferas principales:
1. Conocer las propias emociones. La conciencia de uno mismo es la clave de la inteligencia emocional.
2. Manejar las emociones. Manejar los sentimientos para que sean adecuados es una capacidad que se basa en la conciencia de uno mismo.
3. La propia motivación. Ordenar las emociones al servicio de un objetivo es esencial para prestar atención para la automotivacion y el dominio y para la creatividad. El autodominio emocional sirve de base a toda clase de logros.
4. Reconocer emociones en los demás. La empatía, otra capacidad que se basa en la autoconciencia emocional, es la habilidad fundamental de las personas.
5. Manejar las relaciones. El arte de las relaciones es, en gran medida, la habilidad de manejar las emociones de los demás.